“Los barbijos con nanopartículas”. Si algo podemos rescatar de la pandemia fue su poder de divulgación científica, especialmente, de la nanotecnología.
Las nanopartículas de plata y cobre poseen acción bactericida y anti-microbiana al intervenir con procesos que mantienen vivas a las células patogénicas y activos a los virus. Pueden desestabilizar sus membranas y cápsulas, intervenir con caminos metabólicos o generar especies oxidativas, tóxicas para los agentes infecciosos.
Existen dos formas principales de incluir nanopartículas en textiles. Podemos incorporarlas a las fibras de tela que luego serán tejidas o procesadas o podemos impregnarlas a la tela final. Hay un gran número de factores y variables a considerar para medir qué tan efectivas serán estas nanopartículas: su densidad por unidad de superficie, tamaño, estabilidad en el tiempo, resistencia a los lavados, efectividad antimicrobiana, entre otros. Como si fuera poco, luego deben realizarse análisis de toxicidad ya que las telas estarán en contacto con la piel. Se pueden diferenciar entonces, tres etapas: la producción de nanopartículas, su caracterización y su incorporación a las telas.
La expansión del coronavirus generó también una expansión de ideas. La cantidad de consultas relacionadas a textiles y nanopartículas fue muy elevada. Generamos una red de contactos del ecosistema nano relacionados al tema a modo de vincular entre sí actores que pudiesen desarrollar proyectos e ideas en conjunto. Asimismo, realizamos pruebas de fluorescencia de rayos X para la caracterización de barbijos médicos ultralivianos con activos antivirales y bactericidas en el marco de un proyecto COVID del MINCYT.
Nos sumergimos en el ecosistema textil de Argentina y actualmente nos encontramos acompañando a Goat Indumentaria con sus desarrollos. Trabajarán en el laboratorio algunos días por semana, capacitándose y avanzando en sus proyectos, usando los equipos con los que disponemos.
Estos son claros ejemplos de qué tan crucial es el trabajo en conjunto para lograr un impacto real. Necesitamos a la industria con su experiencia productiva, maquinaria y capacidad, a los investigadores expertos en cómo las nanopartículas afectarán a los virus y bacterias con los que se pondrán en contacto y en cómo se comportarán en diferentes condiciones. Por último, es necesario un equipo que promueva la vinculación entre los distintos actores que forman parte del mundo nano; allí, la Nanofab cumple un rol fundamental.