Recientemente incubada en el Espacio de Innovación de la FAN, esta empresa fundada en 2023, tiene el objetivo de obtener fibras que imitan la arquitectura molecular y la función del algodón natural, a partir de la reutilización de desechos textiles celulósicos.
El viaje de Fiberly comenzó con una observación simple pero poderosa: el algodón está en todas partes; desde la suavidad de las remeras y joggings hasta la resistencia de las zapatillas, este material es una fibra textil esencial y muy valorada en la industria de la moda. Sin embargo, su producción enfrenta importantes desafíos ambientales: desde el uso intensivo de insumos químicos – como pesticidas, insecticidas y fertilizantes sintéticos – hasta el consumo elevado de agua en regiones vulnerables, sumado a la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad asociada a los monocultivos extensivos.
Consciente de estos desafíos, el equipo de Fiberly, liderado por su fundadora Bénédicte Quinta, se propuso replicar las propiedades excepcionales del algodón sin los impactos negativos de su cultivo. Para lograrlo, desarrollaron un proceso innovador que convierte textiles celulósicos desechados en fibras de alta calidad que imitan el algodón. Estas fibras poseen características clave como suavidad, transpirabilidad y absorbencia.
El modelo biológico que inspira a Fiberly es el de las propias fibras de algodón natural. Compuestas casi en su totalidad por celulosa, presentan una arquitectura única que les proporciona resistencia y flexibilidad. Fiberly ha estudiado a fondo esta estructura y ha creado un sistema que permite controlar la forma, el aspecto superficial y la estructura interna de las fibras que producen.
A diferencia del reciclaje mecánico, que acorta las fibras y da como resultado materiales con una textura más rugosa – ya que se requiere una mayor cantidad de fibras para formar un hilado-, el proceso de Fiberly trabaja a nivel molecular. Utiliza residuos textiles celulósicos, que se disuelven en un medio no tóxico, lo que permite recuperar la celulosa en su estado más puro. A partir de allí, se generan nuevas fibras mediante extrusión, controlando su orientación interna y su superficie para reproducir las propiedades del algodón natural.
Además, la empresa opera bajo un modelo de economía circular. Utiliza un proceso de circuito cerrado donde los solventes y el agua son recuperados y reutilizados, minimizando el impacto ambiental. De este modo, no solo ofrece una alternativa sostenible al algodón convencional, sino que también contribuye a la reducción de residuos textiles.
El impacto de Fiberly es claro: reduce los residuos textiles, conserva agua y disminuye la huella ambiental de esta industria en particular. Pero su modelo de negocio ofrece aún más: en un contexto donde el 3% de las tierras cultivables del mundo se destinan al algodón y su producción se concentra en pocos países, cualquier problema en esas regiones podría comprometer el suministro global. Es por ello que Fiberly ofrece una solución que no solo es sostenible, sino que también diversifica las fuentes de acceso a esta materia prima clave para la industria textil.
En 2024, Fiberly fue seleccionada por el Biomimicry Institute como una de las diez startups más prometedoras a nivel global por su enfoque inspirado en la naturaleza.
Recientemente llegada al espacio de incubación de empresas de la FAN, esta innovadora startup buscará optimizar la producción de este algodón alternativo, similar al natural, y escalar su producción para abastecer a la industria textil.